29 años ha tenido que esperar la parroquia madridista para poder revalidar un título de copa.
Era 19 de diciembre de 1985 y el Madrid superaba por segunda vez consecutiva en la final copera al Ron Negrita Joventut. Iturriaga y Biriukov se combinaban para anotar 19 puntos, que contrarrestaban los 20 puntos del máximo anotador del partido, Jordi Villacampa y los 18 de Greg Stewart. Era un baloncesto distinto, en el que no existían las rotaciones, y en el que se acababa de implantar la línea de tres puntos.
Generaciones enteras de madridistas vieron pasar sucesivas ediciones coperas sin que el equipo consiguiera, no ya dos títulos consecutivos, si no un sólo título de copa más. Título que se resistió desde 1993, en el que se batió de nuevo al Joventut de Badalona hasta el año 2012.
En esta tesitura estaba el Madrid, que había acumulado 5 finales perdidas desde 1994 hasta el año 2011, cuando Pablo Laso llegó al club y prometió luchar por los títulos de nuevo. El técnico recibió multitud de críticas por su inexperiencia a la hora de manejar vestuarios de equipos de primer orden.
Si bien él en cambio prometió trabajo, trabajo y más trabajo para devolver al Madrid a lo más alto del panorama nacional e internacional. Pues bien, tres Copas del rey ha disputado el Real Madrid con el técnico vitoriano y dos títulos acumulan las arcas del club de Concha Espina. La edición que se le escapó, la perdió en una prórroga espectacular ante el que a la postre sería campeón, el FC Barcelona de Xavi Pascual.
La final de 2015 no será recordada por su calidad, ya que ningún equipo superó los 80 puntos, y el porcentaje de triples combinado fue del 17,78% (8 de 45). Pero sí que será recordada por tener la mejor actuación individual de un jugador en una final de copa. Ante Tomic, otrora jugador madridista, se fue hasta los 25 puntos y 11 rebotes para una valoración total de 40 puntos. Un punto por encima del tope establecido por Pau Gasol en la final del 18 de marzo de 2001 en el Martín Carpena de Málaga. Ahí es nada.
También dejo otro dato para la historia. Es la primera vez que un jugador alcanza su tercer trofeo de MVP de la competición. Rudy Fernández, aquel chico que asombró al mundo en la edición de 2004 de Sevilla, se ponía el traje de líder y lideraba a su equipo con 16 puntos, 5 asistencias y 5 balones robados hasta el título y la obtención del galardón de jugador más valioso.
La final de este año, ha estado marcada por la superioridad de las defensas (se pusieron 14 tapones), por la precipitación en momentos puntuales (hubo un total de 18 pérdidas) y hasta por las lesiones (Navarro, Oleson, Abrines, Lampe, Nocioni…) Pero sobre todo será recordada por un último minuto en el que hay tiros fallados, tapones, pérdidas, recuperaciones, y una última jugada en la que Sergio “el Chacho” Rodríguez, enterró las esperanzas culés a 7 segundos del final con una penetración por la línea de fondo acabada con una sencilla bandeja que cerraba un triunfo nada sencillo.
La final comenzó con un Real Madrid dispuesto a hacer valer el mejor estado de forma física de sus jugadores, se ponía 9-12 con un Rudy desatado, que se multiplicaba en todas las zonas del campo. Casi al final del primer cuarto, hacía entrada Alex Abrines, que masacraba desde la línea de 3 en dos ocasiones consecutivas para voltear el electrónico y poner por encima a su equipo.
El segundo cuarto, sirvió para que Nocioni se reivindicará, el jugar lesionado no iba a ser una rémora. Dos tapones para el recuerdo ante un desdibujado Tibor Pleiss, que aún no ha dado lo que de él se espera y algunos puntos suyos iban a ayudar a su equipo a ponerse por delante. Sin embargo, iba a ser el cuarto de la irrupción de Tomic, 13 puntos suyos iban a disparar a los blaugranas en el marcador, que estiraban la ventaja hasta los 7 puntos (42-35 minuto 19). Pero Rudy, ¿Quién si no? apareció con una asistencia a Slaughter y 4 puntos consecutivos, dos de ellos tras robo en los últimos segundos, para estrechar la desventaja al mínimo posible. 42-41 al descanso y todo por decidir.
El comienzo del tercer cuarto dejó a las claras que había dos jugadores dispuestos a todo para ganar, Tomic y Rudy, Rudy y Tomic, ambos intercambiando acción tras acción. Posteriormente, aparecían otros secundarios de lujo que apunto estuvieron de decantar la final antes de tiempo. De nuevo Nocioni, posteriormente Maciulis y los dos Sergios enlazaron una serie de acciones positivas que dejaron al Madrid a las puertas de abrir una brecha insalvable (+7).
Sin embargo, esos 7 puntos le duraron a los blancos lo que tardaron Tomic, Thomas y Satoransky en decidir que había que apretar las cosas. Poco tiempo después, otro estirón casi definitivo de los hombres de Laso, contrarrestado con un triplazo de 9 metros de Navarro (como le echaremos de menos cuando no esté) cuando moría la posesión en sus manos y por un Tomic que alcanzaba los 40 de valoración.
El minuto final, dejaba al Madrid dos puntos arriba gracias a dos tiros libres anotados por su capitán Felipe Reyes. El siguiente ataque del Barcelona se vio interrumpido por las manos de Rudy Fernández, que en ese momento se imaginó a si mismo alzando un trofeo que aun no tenía ganado. Ese despiste fue aprovechado por Alex Abrines para recuperar el balón y tratar de vengar la última canasta de Sergio LLul del año pasado. Navarro fue el elegido para anotar, pero su entrada a canasta se quedó en el limbo.
Quedaba poco más de un ataque, el Barça eligió defender: vencer o morir, cuando Sergio Rodríguez se decidió a atacar el aro defendido por las torres blaugranas y anotó una bandeja para alcanzar la gloria y levantar el 25 campeonato copero para la institución madridista.
La final dejó amargo sabor de boca en unos y felicidad en otros, pero sobre todo la sensación de que no será la última vez que estos dos colosos se midan esta temporada. Esperemos, por el bien de nuestro baloncesto que la próxima final sea en la máxima competición continental.
Artículo disponible en https://bollsports.wordpress.com/category/baloncesto/acb/
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