Se acabó la espera. Varios meses han pasado desde que el pasado mes de junio el Real Madrid se proclamara por primera vez, tras la exitosa era Plaza, campeón de la Liga ACB. Atrás han quedado el europeo de Eslovenia, todos los amistosos posibles y la Supercopa de Vitoria.
La Supercopa. Ha servido para poner de manifiesto la más que previsible diferencia existente entre Barça y Madrid y el resto de clubes ACB. En un primer momento se presentaba como una oportunidad para ver cómo se acoplaban los nuevos fichajes de los dos últimos finalistas ligueros. Si bien, no permitió realizar valoración alguna. Al descanso de ambos partidos, no había discusión posible. Partidos finiquitados.
La final sirvió para corroborar el exceso de ganas con el que habían llegados unos y otros a este comienzo de temporada. Roces y más roces, protestas y más protestas, juego romo y parciales que corrían igual para un lado que para el contrario. Finalmente, el Madrid se proclamó campeón de un título que no acaba de cuajar entre los aficionados al baloncesto. Solamente hay que ver el estado de las gradas durante la mayor parte de los eventos, exceptuando claro está, la semifinal con participación vitoriana.
La liga que comienza. Tenemos una liga en la que van dos años sin producirse cambio alguno en los componentes de la misma, con independencia de los resultados deportivos. Nadie asciende o desciende, ya que los clubes ascendidos no pueden hacer frente a los requisitos exigidos. Esto, unido a un sistema de competición cuyos únicos alicientes se encuentran únicamente al final de la primera y la segunda vueltas, provocan que gran parte de la temporada carezca de atractivo para muchos equipos y/o aficionados. 34 jornadas, son demasiadas, para únicamente dilucidar qué ocho equipos participan en los playoffs y el factor cancha para los mismos. Quizás, una puesta a cero de la clasificación tras la primera vuelta, daría más valor y emoción a la segunda vuelta, dónde los equipos que circulan por la zona media sin demasiadas aspiraciones de playoff y sin miedo al descenso, poco tienen que ganar. Sirva de ejemplo la segunda vuelta del año pasado, en la que el Real Madrid no vio peligrar en ningún momento la primera plaza de la clasificación, dada la gran ventaja adquirida en la primera vuelta.
Nuevas reglas. Mientras llega algún cambio en el formato de competición, se han decidido a cambiar algunas reglas, a fin de dinamizar un poco el juego. A saber.
Eliminan uno de los tiros libres tras técnica, asemejando la sanción a la NBA. Banda y tiro libre. Me parece correcto, ya que a mi modo de ver, no existía una correspondencia entre la gravedad de los hechos que llevaban a una técnica y la consecuencia directa que podía tener ésta sobre el marcador.
Dos técnicas serán motivo de eliminación. Nada que objetar.
Rebajan el reloj de posesión de 24 a 14 segundos cuando la acción comienza en campo contrario. Correcto también, ya que en cualquier jugada de saque de banda en campo contrario ya contabas con 14 segundos ¿Por qué mantener 24 cuando ya estás al lado de la canasta contraria?
Modifican el concepto del semicírculo defensivo. Ahora se considera que el jugador está dentro con estar sobre la línea. Esto es, pisando con alguno de los pies la misma. Me parece que va a ser más fácil para los árbitros valorar la infracción, ya que no tienen que valorar qué parte está dentro.
Favoritos y posibles decepciones. Obviando a Barça y Madrid, que previsiblemente ocuparán las dos primeras posiciones al final de la liga regular. Mi apuesta para los equipos que entrarán en playoffs es la siguiente: (Por orden) Valencia, Laboral Kutxa, Unicaja, Herbalife G.C., Bilbao Basket y FIATC Joventut. Para los candidatos al descenso (¿?) sitúo a Valladolid, que debería realizar un milagro mayor al conseguido el año pasado para poder mantenerse y a Estudiantes, cuyo resultado va a depender en exceso de la suerte con las lesiones y de la gestión de la inexperiencia de gran parte de sus jugadores.
Suerte a todos y abróchense los cinturones que esto comienza ya!!
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